viernes, 17 de febrero de 2012

Un puente sin río y un río sin puente. En Coria, Cáceres.









El puente venía de ser inaugurado no podía creerlo, estaba viendo el río desde lo alto, caminaban rápidas sus aguas y se quedó mirando ensimismado, podía ver el Charco del Moro a la izquierda y a la derecha la Casa de la Barca, en el eterno transvase de hombres y acémilas, las costumbres de tantos años, siglos de río sin puente y puente sin río, parecían no haber cambiado la fisonomía del lugar, nada parecía que un evento tan importante hubiese tenido efecto, todo parecía seguir unas pautas y los lugareños no estaban acostumbrados.

_Hola buenos días.
Rafael abandonó sus pensamientos para mirar a aquel hombre alto, muy alto, pelirrojo y de ancha mandíbula que resaltaba más aún su crecida y poblada barba.
_Buenos días.
Contesto Rafael ceceando las eses y dejando entrever su extrañeza por el individuo, que al igual que el contemplaba la magnificencia del puente, corría el año 1909 y el sol despuntaba en el horizonte en aquella mañana del mes de abril.

...Rafael era mi abuelo.


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martes, 14 de febrero de 2012

Garzón y el origen del castellano

"Solo el tiempo nos exonera de la permuta de la idiotez por la inteligencia". 

A veces es difícil sustraerse a una noticia aparentemente irrelevante, pero cuando le prestamos atención se puede convertir en un paquete informativo de extraordinario relieve al menos para el que esto escribe.

Mi mente trabaja a toda velocidad, como siempre estas cosas me suceden en la cama, tengo la radio puesta casi las 24 horas he llegado a acostumbrarme de tal manera que mi cerebro se activa y me despierto en cuanto algo interesante pincha en la parte derecha del susodicho para activar la izquierda y empezar a almacenar información, nada de esto es fácil, escucho detenidamente y empiezo a hilar el tema con todo lo que tengo almacenado. Corro presto a levantarme ya tengo suficientes datos, no puedo olvidar una sola palabra, me siento delante del ordenador que duerme plácidamente en estado catatónico, estimulo su voluntad con solo activar un botón, cuan fácil es lo que la ciencia nos depara.

Tengo un arduo trabajo por delante búsqueda e información, el tema es hermoso, como siempre la palabra predomina sobre todas las cosas.

Para mi son muy importantes las palabras saber decirlas y cuan mas importante aun saber interpretarlas, el poder de la comunicación, el nirvana, la esencia de la sabiduría.

Es curioso como todo se mezcla, todo empieza con una frase; "En Liebano (Cantabria) y su comarca lugar donde nace la lengua castellana hablada", el dato me resulta curioso el chip se activa y suenan voces, palabras incongruentes que nada tienen que ver entre si, Garzón, vinos, Solera restaurante de tapas en la avenida 53 de New York, prevaricación, extorsión, cohecho impropio, Liebana, caricos, chacolí, foramontano, jándalo, La Vera, pimentón, Carlos I, Yuste, lengua castellana.

Con estas palabras cogidas al azar por esa parte irracional del hemisferio derecho de mi testarudez puedo escribir un libro, lo cual no haré para inri de algunos y beneplácito de otros.

En charla con Federico Jimenez los Santos, Victor de la Serna cuenta así: "Se bebieron 27 botellas de vino traídos de diferentes partes de la geografía vitivinicola de España, especialmente blancos de Liebana en Cantabria, Riberas del Duero de la zona de Burgos y Riojas de las margenes del Ebro, todo ello con el dinero prestado a fondo perdido por  el Señor Emilio Botin y sepasé que eran 25 comensales a los cuales agasajaba  el juez Baltasar Garzón, para obtener mayores prebendas en su caminar hacia el Olimpo de la jurisprudencia".
Todo esto ocurría en el Restaurante de tapas "Solera" en Manhatan, avenida 53 de New York.



Y lo que comienza con una denuncia se convierte en una oda de Victor de la Serna a nuestra hermosa Lengua Castellana.

San Millan de la Cogolla


                                                   “El Castellano”

 Cómo nace una lengua.

Una lengua nace a partir de la lenta evolución mediante desviación, corrupción, y cambios fonéticos de una expresión originaria. Tras varias generaciones, los viejos hábitos lingüísticos ceden en una localización determinada a unos nuevos, los cuales se generalizan y difunden convirtiéndose en una norma más general y homogénea. Estos rasgos diferenciadores se estabilizan y se plasman en el lenguaje escrito, convirtiendo un dialecto en una nueva lengua.

Es difícil precisar el momento exacto del nacimiento de una lengua cualquiera. Tenemos la seguridad de que cuando aparecen los primeros escritos en esa lengua, esta, ya ha nacido y se habla entre las gentes de una zona desde varios siglos atrás.

No sabemos con exactitud cuando la lengua romance derivada del latín y que se hablaba con más o menos homogeneidad en el resto de la península ibérica se convierte en dialecto primero y más tarde se constata como lengua. El estudio y análisis del castellano antiguo, debe enfocarse de una forma inductiva y en el mundo de las conjeturas dada la ausencia de documentos escritos en el romance de los tiempos del nacimiento del castellano. Es más, los pocos documentos que se conservan llevan la lengua latina, más o menos culta, como la transmisora de éstos. De vital importancia es el estudio de los topónimos y de los pocos escritos que conservamos. No hace falta señalar, que cuando se escriben las Glosas Silenses y Emilianenses, siglo X, el castellano lleva ya siglos de andadura.



 Escenario histórico y geográfico del nacimiento del CASTELLANO.

En los inicios de la reconquista, siglos VIII y IX, una de los condados en que estaba dividido el reino de Asturias, era el de Castilla, antigua tierra de las tribus cántabras, autrigonas y várdulas, así, las crónicas al referirse en estos primeros caminares de la naciente Castilla dicen Bardulia que ahora llamaremos Castiella. Los habitantes de esta zona, comprendida en las actuales Merindades, valle de Mena, parte sur de las montañas cántabras y valles alaveses próximos, estaban en constante lucha y eran frente de guerra contra las tropas musulmanas.

Poco a poco se fueron ampliando los territorios conquistados a los moros y llegó un momento en que en junto a Castilla había otros territorios, comprendidos en su mayor parte en la actual provincia de Burgos, al frente de los cuales había otros condes aparte del de Castilla. Existían así los condes de Castilla, en Lantarón, Cerezo, Alava, Lara y Burgos entre otros. Estos territorios, fueron repoblados con gentes de diversas procedencias, así había cántabros, várdulos, autrigones, vascones, astures, hispanogodos huidos del sur...

Con Fernán González, se unifican todos los territorios en un solo condado Castellano siendo este condado de grandes dimensiones geográficas e ideológicas. El condado de Castilla a la muerte de Fernán González, comprendió la totalidad de las provincias de Burgos y Vizcaya, la mayor parte de Cantabria y Álava y pequeñas comarcas de las actuales provincias de Guipúzcoa, La Rioja, Soria y Palencia.
La Villa de Potes centro comarcal de Liebana, al fondo Los Picos de Europa

Así pues, vemos que el castellano, nació en una tierra en las que las condiciones de vida eran un tanto especiales y la procedencia de sus habitantes y repobladores era un tanto especial y con una gran personalidad. Estas gentes, venidas más allá de las montañas, los foramontanos, estaban en continua lucha contra los musulmanes y contra la vida misma. Al mismo tiempo eran labradores y guerreros. Pero, esto les dio unos rasgos de libertad unido además a su descendencia de cántabros, astures y vascones, pueblos que demostraron su amor a la libertad desde los tiempos del imperialismo romano. Desde un principio se mostraron independientes y rebeldes contra el poder centralizador del gobierno Astur.

Otro rasgo diferenciado tenían estos antiguos castellanos, rechazan la legislación del reino astur-leones que se guiaba por el Fuero Judgo y se regían judicialmente a través de jueces propios los cuales administraban justicia según un derecho consuetudinario primitivo heredado posiblemente de los antiguos pobladores que en esas tierras había antes de la venida de los romanos

Un espíritu de identidad y libertad existía en esas gentes procedentes de diversidades climáticas, étnicas y lingüísticas en una tierra encrucijada de razas, caminos y fronteras.

Los foramontanos

... durante esos primeros siglos, fueron colonizando tierras hacia el sur, en una constante alternativa entre la defensa contra los musulmanes y la obsesión de ganarles terreno por medio de la conquista y la repoblación. En ese medio y ambiente hostiles se fue forjando un pueblo innovador, rebelde y rudo. Difícil es pensar que en aquella Castilla hubiera magnates ni grandes señores, ni en ella se conciben poderosos monasterios."

Así entonces vemos que estos primitivos castellanos tenían unos claros rasgos diferenciadores del resto del territorio hispano, como pueblo diferente que era, también lo será su idioma, el cual será enseña y orgullo y propio de su marcada identidad.

 Unas especiales condiciones se dieron durante el siglo VIII en los nuevos territorios conquistados en la naciente Castilla; Alfonso I, llevó a esta zona gentes procedentes de la meseta que habían sido romanizadas en alto grado siglos atrás, las cuales se juntaron incluso en mestizaje con las ya existentes, apenas romanizadas y que por lo tanto conservaban en parte sus costumbres y lenguas de tiempos anteriores a los de la conquista romana, especialmente, cántabros y vascones.

Las ganas de separación e independencia de este pueblo naciente, hará que se sientan orgullosos de estas diferencias con su habla y será bandera distintiva.

"Y así debió nacer el castellano, como un conjunto de deformaciones vulgares provocadas en un ambiente de situación bilingüe, con clara intención de manifestar su personalidad propia frente a otras normas habladas. Su germen, pues, debió ser ese romance hispanovisigótico, y sus impulsores los factores señalados, es decir, los varios hábitos lingüísticos, la deformación, la vulgarización y la conciencia positiva de unos hablantes respecto a su manera de hablar."

DIFERENTES ZONAS Y RASGOS DE ESE PRIMITIVO CASTELLANO.

Según el insigne Ramón Menéndez Pidal, podemos distinguir dos zonas de habla de es nuevo castellano:

A) Castilla Vieja y la Montaña, es decir, Amaya, Campoo, La Bureba, Mena y las estribaciones sur de la cordillera Cantábrica (Norte de Burgos).

B) Zona de Burgos, Lara y Clunia(zona centro y sur de Burgos).

En cada zona se daría una evolución con ciertas diferencias. Así, podemos distinguir los siguientes rasgos peculiares de cada comarca:

En Castilla Vieja y la Montaña:

- Conservación hasta el siglo XI del sufijo -eiro, derivado del latino -ariu, que en Burgos se perdió y convirtió en -ero desde mucho antes.

- Pérdida de la F- inicial latina, debido al rechazo por parte de vascones y cántabros de este sonido.

- Conservación de la -e final hasta el siglo XI.

- Conservación de la -u final que se conservaría en la lengua escrita inclusive hasta en el siglo XIII.

- Asimilación del artículo a algunas preposiciones hasta el siglo XIII.

- Uso del artículo lo.

- Peculiar grafía del sonido prepalatal fricativo sonoro en gg.

Rasgos de la zona de Burgos centro.

Esta zona de Burgos, Lara y Clunia, se vería influenciado en gran medida por el contacto con las zonas riojanas, este castellano central, sería el se difundiría de una forma más acusada y sería norma posterior:

- Pérdida del sonido inicial G-, rasgo desconocido en los demás dialectos romances.

- Pérdida de la F- inicial, fenómeno que no se daba ni en leonés ni en mozárabe.

- Pronunciación del fonema prepalatal fricativo sonoro a diferencia del palatal central o lateral de los demás romances.

- Palatalización de los grupos latinos -ct- y -ult- previa consonante implosiva.

- No diptongación ante -yod-, mucho antes que el leonés, aragonés y mozárabe.

- Cambio de -x- por -z- (dentoalveolar africado sonoro en vez de prepalatal).

- Adelantamiento por siglos en el uso de los diptongos ue y ie, en la monoptongación de ie en i, rasgo ya habitual en el burgalés en el siglo X y que no se consolidó más al sur hasta el XIV.



 PLASMACIÓN ESCRITA DEL CASTELLANO.

A pesar de que las gentes castellanas hablaran su lengua desde tiempos que no podemos asegurar con exactitud, está claro, que la plasmación escrita de esa nueva norma escrita, no se dio hasta siglos después. La cultura estaba en aquellos tiempos en los monasterios y es evidente, que los documentos allí escritos, lo eran en aún en la lengua madre, es decir, en latín, ya fuera este más o menos culto.

Evidente es que debieron circular documentos con grafías ya propias de la nueva lengua de una forma no oficial, es decir, en documentos no de monasterios, como pudieron ser pequeños escritos de los juglares, como cantares de gesta y poemas de tipo heroico. Las primeras letras escritas que se conservan en la actualidad, son las llamadas Glosas Emilianenses y Silenses, que son documentos procedentes de los monasterios de San Millán de la Cogolla (monasterio riojano cercano a la provincia de Burgos) y del monasterio de Santo Domingo de Silos, en el alfoz de Lara, Burgos. Estas glosas no son mas que pequeños comentarios en lengua castellana a fragmentos de textos latinos.


CRECIEMIENTO Y EXPANSIÓN DEL CASTELLANO.

Toda lengua, necesita de prestamos lingüísticos para seguir creciendo y hacerse más eficaz. El Camino de Santiago, a su paso por Burgos, era un foco importantísimo de cultura proveniente de Europa, así, también nuestra lengua castellana se vio enriquecida por este influjo cultural, fueron varios los galicismos y provenzalismos que tomamos prestados. La influencia árabe también se dejó sentir en diversos campos, como en topónimos, antropónimos, términos militares, de agricultura, comercio, vestimenta...

El castellano poco a poco se iba extendiendo a lo largo de las tierras reconquistadas y también hacia otros reinos ya cristianos. "La potencia política y el nivel cultural de Castilla fue lo suficientemente fuerte para que los reinos vecinos aceptasen paulatinamente su modo de hablar, por conveniencias y necesidad. El castellano no se impuso 'a golpe de espada', sino que fue asumido y aceptado por su prestigio y porque era el soporte de un poder superior."

Esta lengua que nació en un pequeño territorio, fue evolucionando, creciendo y finalmente se extendió a todo el territorio peninsular y a otros continentes. Lengua tomada por un pueblo que hizo que se sintiera orgulloso de su habla. Actualmente su importancia mundial es evidente, hablada por 600 millones de personas de Europa, América y Asia.



NE ME QUITTE PAS (JACQUES BRELL [1959])


Jacques Romain Georges Brel (8 de abril de 1929 - 9 de octubre de 1978), conocido artísticamente como Jacques Brel, fue un cantante belga francófono y, al mismo tiempo, actor y cineasta. Sus canciones son famosas por la poesía y honestidad de sus letras. Tal vez su canción más conocida a nivel internacional es Ne me quitte pas, que se lanzó en 1959.


Brel nació en Schaerbeek, Bélgica, una comuna al norte de Bruselas, vivió parte de su vida artística en París y sus últimos años en las Islas Marquesas en la Polinesia Francesa. Murió en París. Sus restos se encuentran en las Islas Marquesas, al lado de los de Paul Gauguin .

El 1 de junio de 1950 se casó con Thérèse Michielsen (Miche). El 6 de diciembre de 1951 nació su primera hija, Chantal, y más adelante France el 12 de julio de 1953. Por último, nació Isabelle en agosto de 1958, a quien su padre dedicó la canción homónima.

A partir de 1952, empezó a componer sus primeras canciones que cantaba en reuniones familiares y en múltiples cabarets bruselenses. Hacía muestra de la potencia lírica que le caracteriza, tanto en las letras como en la interpretación, aunque su familia no le animaba a continuar.

Él perseveró en su empeño y en 1953 publicó su primer 78 rpm. Inmediatamente, se marchó solo de la capital belga a París, donde se dedicó a escribir música y canciones en los cabarets y music-halls. Se dedicó también a dar clases de guitarra para ganarse la vida. En el escenario interpretaba sus canciones con grandes gestos. 

Después de disfrutar de un éxito relativo, su mujer y sus hijas se mudaron con él desde Bélgica. En 1956 ya iba de gira por Europa y grabó la canción Quand on n'a que l'amour que significó su primer gran éxito. Apareció en un show con Maurice Chevalier y Michel Legrand. En 1957 grabó su segundo 33 rpm, recibiendo el Grand Prix de l'Académie Charles Cros y al año siguiente consiguió por fin ser aclamado en el Olympia. A partir de este momento, las giras eran imparables, dando más conciertos que días hay en el año.

Sus temas son extremadamente variados, explorando el amor (Je t'aime, Litanies pour un retour, Dulcinéa), la sociedad (Les singes, Les bourgeois, Jaurès) y preocupaciones espirituales (Le bon Dieu, Dites, si c'était vrai, Fernand). Su trabajo no se limita a un estilo: era tan bueno en las composiciones más cómicas (Les bonbons, Le lion, Comment tuer l'amant de sa femme...) como en las dramáticas (Voir un ami pleurer, Fils de..., Jojo).

La sagacidad de Brel lo convirtió en un pintor de la vida diaria innovador y creativo, con una rara facilidad poética. Su uso inteligente de las palabras era sorprendente y sencillo, utilizando un vocabulario muy visual y evocador.
Brel también tenía facilidad para las metáforas, como en Je suis un soir d'été, donde el narrador es una noche de verano que cuenta lo que observa mientras cae sobre la ciudad. Aunque se le considera un maestro en las letras, la parte musical de sus composiciones también es de primera calidad y no están limitadas a un estilo. Compuso tanto melodías vivaces y llenas de ritmo (L'aventure, Rosa, Au printemps) como canciones solemnes y tristes (J'en appelle, Pourquoi faut-il que les hommes s'ennuient?).


NE ME QUITTE PAS (JACQUES BRELL [1959])

Hay que olvidar
todo puede olvidarse
Que se vaya…
Olvidar el tiempo
de malos entendidos
Y el tiempo perdido
sin saber como…
Olvidar las horas
que matan a veces
A golpes de porque
el corazón de la felicidad
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


Yo te ofreceré
 perlas de lluvia
Traídas de un país
donde nunca llueve
Yo cavare la tierra
hasta mi muerte
Para cubrir tu cuerpo
de oro y de luz
Yo construiré un lugar
donde el amor será rey
donde el amor será ley
y tu serás mi reina
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas




Ne me quitte pas
Yo inventaré
palabras  sin sentido
que tu comprenderás
Te hablaré de esos amantes
que han visto a veces
sus corazones abrazarse
Y te volveré a contar
la historía de aquel rey
Muerto por no haber
podido encontrarte
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


Hemos visto a veces
Resurgir el fuego
De un viejo volcan
Que parecia demasiado viejo
Y ver como tierras quemadas
Daban mas trigo
Que un buen mes de abril
Y cuando llega el atardecer
En un cielo de flama
El rojo y el negro no se casaran
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

No no me dejes
No volveré a llorar
No volveré a hablar
Me esconderé para mirarte
Como bailas y sonríes
Para escucharte cantar y reír
Dejame ser la sombra de tu sombra
La sombra de tu mano
La sombra de tu perro
Pero no me dejes
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

domingo, 12 de febrero de 2012

CORIA: La simbología del camino hacia la eternidad


"El campo santo al fondo el silo o granero"

En tiempos de la reconquista, la de Franco claro por remitirnos a tiempos pretéritos pero cercanos en la historia, al terminar la guerra civil española se crearon las famosas cartillas de racionamiento para llevar los alimentos a toda la población, evitando en menor grado la especulación y el mercado negro, para que esto fuese así se construyeron enormes edificios de unos treinta metros de altura muy característicos en todo el territorio nacional, al menos en aquellos donde la recogida de grano era controlada por ser mas proclives a la escasez y la pobreza.

Todos los días desde este lugar  a cien metros de mi casa salgo a pasear, recorro la empinada cuesta que me lleva al "Silo" lo que otrora fue el granero publico y arrecio todavía mi alegre caminar hasta llegar a las tres cruces lugar donde terminaba la procesión del calvario, todo en si esta lleno de símbolos, al final de la cuesta se halla el antiguo convento de San Francisco del siglo XVI, abandonado en unas miserable ruinas donde las ratas han hecho del lugar su "modus vivendis" su castillo, de su gloria pasada no queda nada, solo basura.


Cuando llego a su altura siempre pienso en cuantas historias albergan sus paredes, esto nos pasa a los soñadores, giro a la derecha y veo al fondo la torre de la antigua almazara. La chimenea se yergue sublime en el horizonte, ha dejado de funcionar hace muchos años, nuevas tecnologías han ocupado su lugar, pero ella altiva y orgullosa guarda en su cúspide un gigantesco nido de cigüeñas que la preserva de la voracidad destructiva del ser humano.

Sigo adelante paso por la puerta de la almazara, una gran verja y enormes piedras cónicas de granito para moler la aceituna, dan testimonio de lo que fue este antiguo lugar, posiblemente futuras viviendas preñadas de angostos pasillos y nidos habitacionales crecerán como setas en un tiempo futuro, aquí poseo un pequeño local donde guardo mis enseres y paso las horas entre el bricolaje, mi perro y la radio, también poseía un gatito que lo tuve que dar a una amiga por mis problemas con la alergia.


A partir de aquí ya enfilo la angosta carretera que me lleva por un lado a la antigua calzada romana y por el otro a "La madre del agua", no se cual es su origen pero hasta aquí quería llegar y saber que dio lugar a tan hermosos nombre, este montículo no es otra cosa que un antiguo deposito de agua con el que se suministraba y suministra el agua a la milenaria ciudad  de Coria o Cauria como era conocida en tiempos de la dominación romana


Lo que me ha traído hasta aquí comienza en otro lugar, en el largo peregrinar de todas las personas que cada día hacen esta ruta, casi todos somos mayores, al menos mas que yo, la hice muchas veces con mi madre hasta su muerte, es el camino a la eternidad porque en esta ruta y en este mismo lugar se encuentra el "Campo Santo", entre la serenidad del olivar, el convento de San Francisco, las tres cruces, la almazara, el granero y la madre del agua, producen la magnificencia de una simbología sin igual.



Francisco de Goya


Francisco de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de Zaragoza, hijo de un dorador de origen vasco, José, y de una labriega hidalga llamada Gracia Lucientes. Avecinada la familia en la capital zaragozana, entró el joven Francisco a aprender el oficio de pintor en el taller del rutinario José Luzán, donde estuvo cuatro años copiando estampas hasta que se decidió a establecerse por su cuenta y, según escribió más tarde él mismo, "pintar de mi invención".

A medida que fueron transcurriendo los años de su longeva vida, este "pintar de mi invención" se hizo más verdadero y más acentuado, pues sin desatender los bien remunerados encargos que le permitieron una existencia desahogada, Goya dibujó e hizo imprimir series de imágenes insólitas y caprichosas, cuyo sentido último, a menudo ambiguo, corresponde a una fantasía personalísima y a un compromiso ideológico, afín a los principios de la Ilustración, que fueron motores de una incansable sátira de las costumbres de su tiempo.

Pero todavía antes de su viaje a Italia en 1771 su arte es balbuciente y tan poco académico que no obtiene ningún respaldo ni éxito alguno; incluso fracasó estrepitosamente en los dos concursos convocados por la Academia de San Fernando en 1763 y 1769. Las composiciones de sus pinturas se inspiraban, a través de los grabados que tenía a su alcance, en viejos maestros como Vouet, Maratta o Correggio, pero a su vuelta de Roma, escala obligada para el aprendizaje de todo artista, sufrirá una interesantísima evolución ya presente en el fresco del Pilar de Zaragoza titulado La gloria del nombre de Dios.

Todavía en esta primera etapa, Goya se ocupa más de las francachelas nocturnas en las tascas madrileñas y de las majas resabidas y descaradas que de cuidar de su reputación profesional y apenas pinta algunos encargos que le vienen de sus amigos los Bayeu, tres hermanos pintores, Ramón, Manuel y Francisco, este último su inseparable compañero y protector, doce años mayor que él. También hermana de éstos era Josefa, con la que contrajo matrimonio en Madrid en junio de 1773, año decisivo en la vida del pintor porque en él se inaugura un nuevo período de mayor solidez y originalidad.



Detalle de su primer Autorretrato (hacia 1773)

Por esas mismas fechas pinta el primer autorretrato que le conocemos, y no faltan historiadores del arte que supongan que lo realizó con ocasión de sus bodas. En él aparece como lo que siempre fue: un hombre tozudo, desafiante y sensual. El cuidadoso peinado de las largas guedejas negras indica coquetería; la frente despejada, su clara inteligencia; sus ojos oscuros y profundos, una determinación y una valentía inauditas; los labios gordezuelos, una afición sin hipocresía por los placeres voluptuosos; y todo ello enmarcado en un rostro redondo, grande, de abultada nariz y visible papada.

                                                 Cartonista de la Fábrica de Tapices 

Poco tiempo después, algo más enseriado con su trabajo, asiduo de la tertulia de los neoclásicos presidida por Leandro Fernández de Moratín y en la que concurrían los más grandes y afrancesados ingenios de su generación, obtuvo el encargo de diseñar cartones para la Real Fábrica de Tapices de Madrid, género donde pudo desenvolverse con relativa libertad, hasta el punto de que las 63 composiciones de este tipo realizadas entre 1775 y 1792 constituyen lo más sugestivo de su producción de aquellos años. Tal vez el primero que llevó a cabo sea el conocido como Merienda a orillas del Manzanares, con un tema original y popular que anuncia una serie de cuadros vivos, graciosos y realistas: La riña en la Venta Nueva, El columpio, El quitasol y, sobre todo, allá por 1786 o 1787, El albañil herido.
El albañil herido

Este último, de formato muy estrecho y alto, condición impuesta por razones decorativas, representa a dos albañiles que trasladan a un compañero lastimado, probablemente tras la caída de un andamio. El asunto coincide con una reivindicación del trabajador manual, a la sazón peor vistos casi que los mendigos por parte de los pensadores ilustrados. Contra este prejuicio se había manifestado en 1774 el conde de Romanones, afirmando que "es necesario borrar de los oficios todo deshonor, sólo la holgazanería debe contraer vileza". Asimismo, un edicto de 1784 exige daños y perjuicios al maestro de obras en caso de accidente, establece normas para la prudente elevación de andamios, amenaza con cárcel y fuertes multas en caso de negligencia de los responsables y señala ayudas económicas a los damnificados y a sus familias. Goya coopera, pues, con su pintura, en esta política de fomento y dignificación del trabajo, alineándose con el sentir más progresista de su época.


El quitasol (1776-78, Museo del Prado)

Hacia 1776, Goya recibe un salario de 8.000 reales por su trabajo para la Real Fábrica de Tapices. Reside en el número 12 de la madrileña calle del Espejo y tiene dos hijos; el primero, Eusebio Ramón, nacido el 15 de diciembre de 1775, y otro nacido recientemente, Vicente Anastasio. A partir de esta fecha podemos seguir su biografía casi año por año. En abril de 1777 es víctima de una grave enfermedad que a punto está de acabar con su vida, pero se recupera felizmente y pronto recibe encargos del propio príncipe, el futuro Carlos IV. En 1778 se hacen públicos los aguafuertes realizados por el artista copiando cuadros de Velázquez, pintor al que ha estudiado minuciosamente en la Colección Real y de quien tomará algunos de sus asombrosos recursos y de sus memorables colores en obra futuras.

                                                                   Pintor de la corte

Al año siguiente solicita sin éxito el puesto de primer pintor de cámara, cargo que finalmente es concedido a un artista diez años mayor que él, Mariano Salvador Maella. En 1780, cuando Josefa concibe un nuevo hijo de Goya, Francisco de Paula Antonio Benito, ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con el cuadro Cristo en la cruz, que en la actualidad guarda el Museo del Prado de Madrid, y conoce al mayor valedor de la España ilustrada de entonces, Gaspar Melchor de Jovellanos, con quien lo unirá una estrecha amistad hasta la muerte de este último en 1811. El 2 de diciembre de 1784 nace el único de sus hijos que sobrevivirá, Francisco Javier, y el 18 de marzo del año siguiente es nombrado subdirector de Pintura de la Academia de San Fernando. Por fin, el 25 de junio de 1786, Goya y Ramón Bayeu obtienen el título de pintores del rey con un interesante sueldo de 15.000 reales al mes.

A sus cuarenta años, el que ahora es conocido en todo Madrid como Don Paco se ha convertido en un consumado retratista, y se han abierto para él todas las puertas de los palacios y algunas, más secretas, de las alcobas de sus ricas moradoras, como la duquesa Cayetana, la de Alba, por la que experimenta una fogosa devoción. Impenitente aficionado a los toros, se siente halagado cuando los más descollantes matadores, Pedro Romero, Pepe-Hillo y otros, le brindan sus faenas, y aún más feliz cuando el 25 de abril de 1789 se ve favorecido con el nombramiento de pintor de cámara de los nuevos reyes Carlos IV y doña María Luisa.

La enfermedad y el aislamiento 
Pero poco tiempo después, en el invierno de 1792, cae gravemente enfermo en Sevilla, sufre lo indecible durante aquel año y queda sordo de por vida. Tras meses de postración se recupera, pero como secuela de la enfermedad pierde capacidad auditiva. Además, anda con dificultad y presenta algunos problemas de equilibrio y de visión. Se recuperará en parte, pero la sordera será ya irreversible de por vida.

La historia ha especulado en múltiples ocasiones sobre cuál fue la enfermedad de Goya. Los médicos (fue atendido por los mejores facultativos del momento) no coincidieron en cuanto al diagnóstico. Algunos achacaron el mal a una enfermedad venérea, otros a una trombosis, otros al síndrome de Menière, que está relacionado con problemas del equilibrio y del oído. También, más recientemente, se ha creído que podía haberse intoxicado con algunos de los componentes de las pinturas que usaba.

Comenzó, entonces, una nueva etapa artística para Goya. Debido a la pérdida de audición y a las secuelas de la grave enfermedad que había padecido, el maestro tuvo que adaptarse a un nuevo tipo de vida. No menguó, pese a lo que se ha dicho en ocasiones, su capacidad productiva ni su genio creativo. Siguió pintando y todavía realizaría grandes obras maestras de la historia del arte. La pérdida de capacidad auditiva le abriría, sin lugar a dudas, las puertas de un nuevo universo pictórico. Los graves problemas de comunicación y relación que la sordera ocasionan, harían también que Goya iniciase un proceso de introversión y aislamiento. El pesimismo, la representación de una realidad deformada y el matiz grotesco de algunas de sus posteriores pinturas son, en realidad, una manifestación de su aislada y singular (aunque extremadamente lúcida) interpretación de la época que le tocó vivir.

Por obvios problemas de salud Goya tuvo que dimitir como director de pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1797. Un año más tarde él mismo confesaba que no le era posible ocuparse de los menesteres de su profesión en la Real Fábrica de Tapices por hallarse tan sordo que tenía que comunicarse gesticulando.                                           
                                                            

                                                                   
Desde los años de infancia, en las Escuelas Pías de Zaragoza, por donde Goya pasó sin pena ni gloria, une al pintor una entrañable amistad, que pervivirá hasta la muerte, con Martín Zapater, a quien a menudo escribe cartas donde deja constancia de pormenores de su economía y de otras materias personales y privadas. Así, en epístola fechada en Madrid el 2 de agosto de 1794, menciona, bien que pudorosamente, la más juguetona y ardorosa de sus relaciones sentimentales: "Más te valía venirme a ayudar a pintar a la de Alba, que ayer se me metió en el estudio a que le pintara la cara, y se salió con ello; por cierto que me gusta más pintar en lienzo, que también la he de retratar de cuerpo entero." El 9 de junio de 1796 muere el duque de Alba, y en esa misma primavera Goya se traslada a Sanlúcar de Barrameda con la duquesa de Alba, con quien pasa el verano, y allí regresa de nuevo en febrero de 1797. Durante este tiempo realiza el llamado Album A, con dibujos de la vida cotidiana, donde se identifican a menudo retratos de la graciosa doña Cayetana. La magnánima duquesa firma un testamento por el cual Javier, el hijo del artista, recibirá de por vida un total de diez reales al día.
La maja desnuda




De estos hechos arranca la leyenda que quiere que las famosísimas majas de Goya, La maja vestida y La maja desnuda, condenadas por la Inquisición como obscenas tras reclamar amenazadoramente la comparecencia del pintor ante el Tribunal, fueran retratos de la descocada y maliciosa doña Cayetana, aunque lo que es casi seguro es que los lienzos fueron pintados por aquellos años. También se ha supuesto, con grandes probabilidades de que sea cierto, que ambos cuadros estuvieran dispuestos como anverso y reverso del mismo bastidor, de modo que podía mostrarse, en ocasiones, la pintura más decente, y en otras, como volviendo la página, enseñar la desnudez deslumbrante de la misma modelo, picardía que era muy común en Francia por aquel tiempo en los ambientes ilustrados y libertinos.


Las obras se hallaron, sea como fuere, en 1808 en la colección del favorito Godoy; eran conocidas por el nombre de "gitanas", pero el misterio de las mismas no estriba sólo en la comprometedora posibilidad de que la duquesa se prestase a aparecer ante el pintor enamorado con sus relucientes carnes sin cubrir y la sonrisa picarona, sino en las sutiles coincidencias y divergencias entre ambas. De hecho, la maja vestida da pábulo a una mayor morbosidad por parte del espectador, tanto por la provocativa pose de la mujer como por los ceñidos y leves ropajes que recortan su silueta sinuosa, explosiva en senos y caderas y reticente en la cintura, mientras que, por el contrario, la piel nacarada de la maja desnuda se revela fría, académica y sin esa chispa de deliciosa vivacidad que la otra derrocha.

 
Un nuevo misterio entraña la inexplicable retirada de la venta, por el propio Goya, de una serie maravillosa y originalísima de ochenta aguafuertes titulada Los Caprichos, que pudieron adquirirse durante unos pocos meses en la calle del Desengaño nº 1, en una perfumería ubicada en la misma casa donde vivía el pintor. Su contenido satírico, irreverente y audaz no debió de gustar en absoluto a los celosos inquisidores y probablemente Goya se adelantó a un proceso que hubiera traído peores consecuencias después de que el hecho fuera denunciado al Santo Tribunal. De este episodio sacó el aragonés una renovada antipatía hacia los mantenedores de las viejas supersticiones y censuras y, naturalmente, una mayor prudencia cara al futuro, entregándose desde entonces a estos libres e inspirados ejercicios de dibujo según le venía en gana, pero reservándose para su coleto y para un grupo selecto de allegados los más de ellos.

Mientras, Goya va ganando tanto en popularidad como en el favor de los monarcas, hasta el punto de que puede escribir con sobrado orgullo a su infatigable corresponsal Zapater: "Los reyes están locos por tu amigo"; y en 1799, su sueldo como primer pintor de cámara asciende ya a 50.000 reales más cincuenta ducados para gastos de mantenimiento. En 1805, después de haber sufrido dos duros golpes con los fallecimientos de la joven duquesa de Alba y de su muy querido Zapater, se casa su hijo Javier, y en la boda conoce Goya a la que será su amante de los últimos años: Leocadia Zorrilla de Weiss.

                                                                El horror de la guerra 

El 3 de mayo de 1808, al día siguiente de la insurrección popular madrileña contra el invasor francés, el pintor se echa a la calle, no para combatir con la espada o la bayoneta, pues tiene más de sesenta años y en su derredor bullen las algarabías sin que él pueda oír nada, sino para mirar insaciablemente lo que ocurre. Con lo visto pintará algunos de los más patéticos cuadros de historia que se hayan realizado jamás: el Dos de mayo, conocido también como La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol de Madrid y el lienzo titulado Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío de Madrid.

En Los fusilamientos del 3 de mayo, la solución plástica a esta escena es impresionante: los soldados encargados de la ejecución aparecen como una máquina despersonalizada, inexorable, de espaldas, sin rostros, en perfecta formación, mientras que las víctimas constituyen un agitado y desgarrador grupo, con rostros dislocados, con ojos de espanto o cuerpos yertos en retorcido escorzo sobre la arena encharcada de sangre. Un enorme farol ilumina violentamente una figura blanca y amarilla, arrodillada y con los brazos formando un amplio gesto de desafiante resignación: es la figura de un hombre que está a punto de morir.
  
                                              Los fusilamientos del 3 de mayo (detalle)

Durante la llamada guerra de la Independencia, Goya irá reuniendo un conjunto inigualado de estampas que reflejan en todo su absurdo horror la sañuda criminalidad de la contienda. Son los llamados Desastres de la guerra, cuyo valor no radica exclusivamente en ser reflejo de unos acontecimientos atroces sino que alcanza un grado de universalidad asombroso y trasciende lo anecdótico de una época para convertirse en ejemplo y símbolo, en auténtico revulsivo, de la más cruel de las prácticas humanas.
Autorretrato de Goya 1812

La Constitución de 1812

El pesimismo goyesco irá acrecentándose a partir de entonces. En 1812, muere su esposa, Josefa Bayeu; entre 1816 y 1818 publica sus famosas series de grabados, la Tauromaquia y los Disparates; en 1819 decora con profusión de monstruos y sórdidas tintas una villa que ha adquirido por 60.000 reales a orillas del Manzanares, conocida después como la Quinta del Sordo: son las llamadas "pinturas negras", plasmación de un infierno aterrante, visión de un mundo odioso y enloquecido; en el invierno de 1819 cae gravemente enfermo pero es salvado in extremis por su amigo el doctor Arrieta, a quien, en agradecimiento, regaló el cuadro titulado Goya y su médico Arrieta (1820, Institute of Art, Minneápolis). En 1823, tras la invasión del ejército francés los Cien Mil Hijos de San Luis, venido para derrocar el gobierno liberal, se ve condenado a esconderse y al año siguiente escapa a Burdeos, refugiándose en casa de su amigo Moratín.

                                                     Retrato de Goya de Vicente López

En 1826, Goya regresó a Madrid, donde permaneció dos meses, para marchar de nuevo a Francia. Durante esta breve estancia el pintor Vicente López Portaña (que se encontraba en su mejor momento de prestigio y técnica) realizó un retrato de Goya, cuando éste contaba ya con ochenta años. Enfrentado al viejo maestro, de rostro aún tenso y enérgico, López Portaña llevó a cabo la obra más recia y valiosa de su extensísima actividad de retratista, tantas veces derrochada en la minucia cansada de traducir encajes, rasos o terciopelos con aburrida perfección. Este lienzo, hoy en el Museo del Prado, es el retrato más conocido de Goya, mucho más, incluso, que los también famosos autorretratos del pintor.

El maestro murió en Burdeos, hacia las dos de la madrugada del 16 de abril de 1828, tras haber cumplido ochenta y dos años, siendo enterrado en Francia. En 1899 sus restos mortales fueron sepultados definitivamente en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, cien años después de que Goya pintara los frescos de dicha iglesia (1798).
  
                                                                La lechera de Burdeos

En el Museo del Prado se conserva La joven de Burdeos o La lechera de Burdeos (1825-1827), una de sus últimas obras. Pero acaso su auténtico testamento había sido fijado ya sobre el yeso en su quinta de Madrid algunos años antes: Saturno devorando a un hijo, es sin duda, una de las pinturas más inquietantes de todos los tiempos, síntesis inimitable de un estilo, que reúne extrañamente lo trágico y lo grotesco, y espejo de un Goya, visionario, sutil, penetrante, lúcido y descarnado.
Saturno devorando a uno de sus hijos

Extraordinariamente conocidas son sus pinturas pero a mi me atraen enormemente sus agua fuertes titulados "Los Caprichos de Goya" de una ironía y una sutileza sin parangón alguno.









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